28-05-07

A propósito de Truman (reflexiones sobre la realidad)

Abril del 2007. Casi Mayo. En fin, puede ser diciembre del 2099, y todavía existen preguntas poderosamente latentes, respuestas que traen más dudas, y dudas que son en sí mismas una respuesta.

La realidad es un aspecto demasiado complejo de la existencia que muchas veces pasamos por alto. Lo damos por sentado y nos limitamos a inspirar y exhalar mientras la Tierra gira. Transformamos oxígeno en CO2, y a este paso, es bien difícil que lleguemos algún día algún lado.

El método de la duda Cartesiana sigue siendo bastante válida, pero el debate hoy se sitúa en la conveniencia de aplicarlo: si ya estamos lo suficientemente aproblemados en este retazo de realidad, ¿para qué agregarle más peso a la carga?

Ética, moral, flojera, o como se le llame, cada día la pregunta se acompleja más, y nosotros sólo nos acordamos de ella en nuestras clases de filosofía.

Lo terrible es que aún siendo conscientes de esta situación, no hacemos nada por mejorar, cambiar, o por último simplemente afectar de algún modo el curso de estas aguas que evidentemente no se dirigen hacia el mar.

Es aquí donde se vuelve interesante reflexionar sobre nuestro propio rol en esta sociedad imaginaria. Sea ésta un sueño o una ilusión, internamente la conciencia de realidad (esa multiconfiguración de dimensiones) nos dice que de alguna forma no estamos solos en este mundo, y que independiente del debate ideológico que se lleve a cabo, existe una remota posibilidad de que aquellos seres que caminan a nuestro lado, sí sean, efectivamente, reales, y que en sus caras de dolor se refleje directamente, la sensación física y emocional de la amargura.

Es necesario rememorar esta paradoja, y tenemos más que claro que nadie ha podido responderla, pues es imposible que algún día sintamos algún tipo de “yo” que nos confirme la verdadera existencia de otro “yo” singular habitante en otro cuerpo. Empíricamente sólo contamos con imágenes, continuas obras de teatro, mientras que racionalmente, el miedo a la soledad nos continúa empujando a hacernos parte de algún tipo de escena.

Esta ensoñación en la cual vivimos, nos guste o no, se constituye de sensaciones, emociones, experiencias, recuerdos y esperanzas, una vorágine tal, que es imposible escapar ilesos.

Sea cual sea el caso, el capítulo del cual somos parte nos pertenecerá siempre en alguna medida, y sea real o no, es donde nuestra propia conciencia se desenvuelve, y debemos sobrevivir, no solo sin dejar de respirar, sino también, procurando que el dolor que tanto nos disgusta sentir, no se repita en más personas.

Es claro que el concepto de realidad es netamente dudable, sin embargo, mientras no estemos todos completamente seguros y de acuerdo en algo; es imperiosamente necesario que trabajemos todos juntos, reales e imaginarios, para que este sueño del cuál somos parte no se siga convirtiendo cada día más… en una pesadilla.

¿No creen?

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